El plástico se está volviendo un problema importante a escala mundial: Por ejemplo, solo en Estados Unidos, la cantidad de residuos de plástico generada en 2012 fue de unos 32 millones de toneladas, una masa de la cual solo se recicló un 9 por ciento, según las cifras de la Agencia estadounidense de Protección Ambiental (EPA).
Este porcentaje desalentadoramente bajo de reciclaje se debe sobre todo al uso cada vez mayor de plásticos de un tipo que no resulta rentable reciclar si nos guiamos por los baremos actuales de la industria. Los plásticos de este tipo son esencialmente los hechos de poliestireno y polipropileno. Al no resultar rentables estos plásticos, las compañías de reciclaje los arrojan en vertederos, donde se acumulan sin descomponerse. Como resultado, el espacio en los vertederos se está convirtiendo en una preocupación que crece década tras década.
La situación podría cambiar drásticamente gracias a un revolucionario proceso químico impulsado por la empresa PK Clean, fundada por Priyanka Bakaya, una joven y visionaria científica que antes estuvo en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Cambridge, Estados Unidos.
El sistema de PK Clean permite, de manera rentable, descomponer plásticos que actualmente no son reciclados, hasta dar lugar a lo que, en esencia, es petróleo. Una parte de la materia combustible producida sirve para energizar el proceso.
El sistema de PK Clean se basa en un proceso llamado despolimerización catalítica, en el que el calor y un catalizador descomponen los plásticos en petróleo crudo que luego se vende a refinerías.
PK Clean abrió recientemente su primera planta comercial en Salt Lake City, donde su sistema de despolimerización catalítica convierte hasta 10 toneladas de plástico al día en 60 barriles de petróleo, sin producir emisiones tóxicas. (Foto: Cortesía de PK Clean)
Aproximadamente, entre el 70 y el 80 por ciento del producto sale como petróleo. Cerca del 10 al 20 por ciento se convierte en gas de hidrocarburos que calienta el sistema, mientras que el resto es un residuo sólido que queda después del proceso de descomposición.
Después de una prueba en Pune, India, PK Clean construyó e instaló el año pasado su primera planta comercial a escala real en Salt Lake City, en asociación con Rocky Mountain Recycling, la compañía de reciclaje más grande de Utah, Estados Unidos.
La planta, que funciona de modo continuo, puede convertir hasta 10 toneladas de plástico al día en 60 barriles de petróleo, sin producir emisiones tóxicas. Cada barril de petróleo, cuya producción cuesta unos 35 dólares, se vende a una refinería cercana por cerca de 100 dólares.
Después de casi un año de operaciones en Utah, PK Clean planea asociarse con otras compañías de reciclaje en Estados Unidos. El siguiente paso será expandirse a otros países.
Fuente: Noticias de la Ciencia