Generalmente el reciclado de los plásticos hace referencia al reciclado mecánico, es decir, al uso de los residuos plásticos troceados y más o menos limpios para su uso en la fabricación de productos plásticos. Esto implica un nuevo ciclo de extrusión, bien para obtener granza reciclada o como paso previo al moldeo del producto. Tambien se puede reciclar químicamente, que sería la descomposición del polímero en los monómeros que lo componen, generalmente mediante procesos de craqueo térmico. Esta opción es mucho más costosa y está en fase de desarrollo. Por último, se puede recuperar la energía contenida en los plásticos mediante valoración energética.
Hay más de cien familias de plásticos y generalmente no son compatibles para su procesado conjunto, puesto que sus características son muy variables, especialmente teniendo en cuenta la gran variedad de aditivos que incluyen. De esta manera, pequeñas cantidades de un plástico incompatible en una masa de residuos a reciclar pueden disminuir en gran medida la calidad de la granza reciclada resultante.
El origen de los plásticos es petroquímico, a pesar que los primeros polímeros usados, el celofán o la seda, fueron de procedencia natural. Su origen los convierte en materiales no renovables, de ahí la cultura del reciclaje que se ha desarrollado en los países industrializados para evitar el derroche de materias primas por un lado y la contaminación que producen los residuos de fabricación y productos desechados por otro. Además, los materiales plásticos son no biodegradables, o su ritmo de degradación es extremadamente lento, de más de 50 años en condiciones de vertedero (algunos autores elevan la cifra hasta 200 años).
Referencia del libro: "Los plásticos residuales y sus posibilidades de valoración" de Xavier Elias y Lorena Jurado.