Fundamentalmente el que esto escribe ha de hacer una pequeña confesión. No sé gran cosa de plásticos, pero como por motivos que no vienen al caso he tenido que aprender sobre este tema, me ha parecido que era una buena idea el ir ordenando algunas cosas que voy aprendiendo en un blog.
Es más que nada un espacio de aprendizaje personal y no tiene de momento la pretensión de ser un lugar formativo. De hecho me da la impresión de que si alguien entra aquí con esa inquietud debe de ser porque en realidad sabe como yo bastante poco del tema.
El caso es que si que me he planteado algunos objetivos claros:
- Publicar con cierta periodicidad, casi a modo de deberes personales.
- Todo lo que se publique ha de esta convenientemente referenciado por publicaciones acreditadas a las cuales citare siempre que me sea posible.
- No aceptar de momento comentarios de ningún tipo. No puede ser maestro el que esta aprendiendo. Si aceptas comentarios te obligas a contestar y para eso hay que tener una cierta formación para ser de alguna utilidad.
Por último me gustaría contar, para que sirva de nota colorista, ya que voy a publicar escasos o más bien ningún comentario propio, el motivo por el que he dado a este blog el nombre que tiene.
En cierta forma vivimos en LA EDAD DEL PLÁSTICO. Hace mucho tiempo; creo recordad que en 2º de EGB la profesora que nos daba clase nos tuvo que explicar que era eso de la EDAD DE PIEDRA y lo hizo de esta forma.
"En aquel tiempo la materia más importante que utilizaba el hombre para sus herramientas era la piedra. Por lo tanto le han dado ese nombre. Lo que esta claro es que esa gente no se consideraba de la EDAD DE PIEDRA y ese nombre les hubiera sonado raro para designarse a ellos mismos, como tampoco nosotros nos consideramos PLASTIQUEROS porque el material que más gastamos sea el plástico y ninguno de nosotros se le ocurre decir que son gente de LA EDAD DEL PLÁSTICO".
Pues bien, después de LA EDAD DE PIEDRA, LA EDAD DEL COBRE, LA EDAD DEL BRONCE, LA EDAD DEL HIERRO Y LA EDAD DEL ACERO nos ha tocado vivir en LA EDAD DEL PLÁSTICO y por lo tanto vamos a jugar un poco a aprender cosas sobre ese material que quizás en el futuro nos de nombre a todos.
Porque en cierta forma, no somos del todo conscientes de hasta que punto nos influye la tecnología con la que fabricamos los utensilios más habituales. Como dejo bien reflejado en su famoso libro "Vengo de la Edad de Piedra" el escalador Heinrich Harrer cuando descubrió una de las canteras de la "Fuente de las Hachas de Piedra" en las montañas situadas en el pico nevado de la Pirámide de Carstenz en Nueva Guinea:
"...el 13 de enero... tuve en mis manos por primera vez una de las magníficas hachas de piedra que posee todo indígena de la región... Mi pregunta constante era: ¿De dónde sacan las piedras para construirlas los papúes de la montaña? Y la respuesta también constante era: No lo sabemos... con toda evidencia, el origen de las piedras constituía un secreto celosamente guardado. Un tabú para cualquier extranjero. Y yo era un extranjero."
(p. 81)
"...me enteré por fin de cómo los hombres de la Edad de Piedra rompían sin herramientas piedras durísimas, destinadas a la construcción de sus hachas. Pegadas a un gran bloque de roca de verdosos destellos, habían colocado estacas de madera de unos seis metros de altura. Sobre ellas, los danis montaron un andamio y, a unos dos metros de altura, prepararon una terraza de piedra, en la que acumularon leña para prenderle fuego. Por medio de montones de hierbas, mantenían el calor junto a la pared, en ligera pendiente, del bloque de roca. Era un cuadro inverosímil el que ofrecían aquellos hombres desnudos y de aspecto salvaje, que trepaban por los postes como monos y que, con los medios más primitivos, encendían una hoguera junto a la misma roca. Cuando por fin prendía el fuego, se dejaban caer al suelo y se quedaban mirando en silencio. Una y otra vez atizaban y esperaban, atizaban y esperaban. Algunos utilizaban el tiempo de espera para aclararse y despiojar sus enmarañados cabellos. Otros golpeaban piedras ya frías para fabricar las primeras hachas. Me había olvidado por entero de la era atómica, desde la cual llegué hasta aquí para contemplar un trozo de la prehistoria. Me había olvidado del encendedor que llevaba en el bolsillo. Me había olvidado del reloj. Todo eso, toda la técnica, es algo que no se concibe aquí. Había retrocedido a la fuente, no ya de las hachas de piedra, sino a la humanidad en general. Nunca me he sentido tan cerca de la naturaleza como aquí, en Jä-Li-Me, rodeado de indígenas desnudos, que no sabían nada de nuestros progresos y que, sin embargo, eran felices."
(p. 139)
Bienvenidos y esperamos que el viaje sea grato.