El olor es la sensación resultante de la recepción de un estímulo por el sistema sensorial olfativo.
Puede ser el resultado de una o varias sustancias o productos, en principio volátiles o semivolátiles, lo que en muchas ocasiones supone una gran dificultad para averiguar la procedencia del mismo. El olor puede ser más o menos desagradable, pero normalmente se asocia a una idea y puede ser un aspecto negativo ante un material o producto.
Tradicionalmente se ha asignado una correspondencia entre los materiales plásticos reciclados y el olor, sin embargo esto no tiene porque ser así. Existen diferentes soluciones para que el olor no sea un problema en los materiales plásticos reciclados.
El origen del olor de los materiales reciclados es variado, aunque en general se puede agrupar en uno de las siguientes procedencias:
- La degradación del polímero y de los aditivos. Hay que tener en cuenta que el reciclado proviene, en muchos casos, de un producto que ha sido usado, con lo que en esa etapa puede haberse degradado. Además el propio proceso de reciclado y su correspondiente aplicación de cizalla, temperatura y agentes limpiantes puede seguir degradándolo.
- La presencia de sustancias y productos degradados o no, que hayan contenido o bien hayan estado en contacto con los productos plásticos, antes o durante el propio proceso de reciclado. En este aspecto, se puede considerar la presencia de otros plásticos diferentes al que se recicla, que si no son separados, al intentar procesarse conjuntamente pueden verse degradados por una temperatura de procesado inadecuada.
Hay que tener en cuenta que si se conoce cuál es el origen y las sustancias concretas que dan lugar al olor, es más fácil atacar el problema. Sin embargo, cuando se trata de productos reciclados, donde la materia prima es un residuo, las posibilidades suelen multiplicarse, sobre todo si es un residuo heterogéneo, complicándose así la solución.
El problema de olor de los materiales reciclados es crítico, ya que afecta tanto en el propio proceso de reciclado como en el procesado del material reciclado y puede permanecer presente en el producto final. El olor puede llegar a ser un aspecto limitante y esto implica que en algunos casos su aplicación natural sea para exteriores como: bancos, maceteros, papeleras, etc.
Existen diferentes soluciones para el olor de los materiales reciclados, que se pueden aplicar en los diferentes puntos de la cadena de reciclado: preselección, trituración, lavado, secado y extrusión.
Durante la preselección, se pueden eliminar determinados residuos o materiales que son los principales causantes del olor. Así por ejemplo, se pueden eliminar del flujo de reciclado de PET post-consumo, las botellas de aceite que al estar contaminadas con restos de aceite pueden dar lugar a olores de tipo rancio. De forma similar se pueden separar otras sustancias, por ejemplo residuos del sector eléctrico-electrónico que posean ignifugantes a la llama bromados, que dan lugar a un olor característico, y en la mayoría de los casos problemas en la etapa de procesado. Este tipo de separación se puede realizar mediante procesos manuales o automáticos mediante equipamientos específicos.
En el triturado del material también es posible actuar, disminuyendo la posible degradación del polímero y los aditivos. Esto es posible por ejemplo, mediante la refrigeración del propio molino triturador, normalmente por agua.
El lavado constituye uno de los procesos críticos y necesarios en una gran parte de situaciones de reciclado de materiales plásticos allí donde el material esté sucio. El lavado más tradicional se realiza mediante diferentes mezclas de agua y detergentes, tensioactivos o sosa a diferentes concentraciones y temperaturas. Es importante que el tiempo de residencia sea el adecuado, que se hagan las renovaciones pertinentes del agua, que la misma esté tratada convenientemente y que se instalen ciertos sistemas de captación de contaminantes para alargar la vida del agua con unas condiciones adecuadas. Además, no hay que perder de vista la posibilidad de atacar el olor mediante agentes especiales en el lavado para casos concretos, como por ejemplo en el lavado de cajas de pescado de poliestireno, donde existen algunas patentes relacionadas.
Tampoco hay que olvidarse de la posibilidad de establecer un lavado en seco en algunos tipos de residuos plásticos, principalmente residuos del sector agrícola, que permite llegar a grados de limpieza elevados y con una alta eficiencia, sin usar agua, lo que en principio supone además una ventaja ambiental.
Tras el lavado de los materiales existe una etapa de secado que permite disminuir el grado de humedad del material, lo que hace que también se pueda eliminar parte del olor del mismo. Los parámetros de este secado (temperatura, flujo del aire, tiempo de residencia) dependen de la propia naturaleza del material, de su grosor y/o volumen, y es importante su ajuste.
Una medida que puede ayudar a disminuir el olor, es aumentar los tiempos en los silos de homogeneización, acompañados de una temperatura (muchas veces como contracorriente de aire) y mezclados adecuados, que sirve para secar aún más el material y aumentar la eliminación de elementos volátiles.
Con respecto a la etapa de compounding y extrusión, la eliminación del olor puede ser importante. Las posibilidades son muy variadas, tanto actuando en el propio equipamiento, mediante la instalación de elementos de desgasificación, que pueden ser ayudados por sustancias o productos como el agua, el CO2 o el N2, o mediante aditivación.
Los aditivos a añadir tienen diferente naturaleza y actuación. En este sentido, se pueden distinguir; antioxidantes que protegen al plástico de su degradación, fragancias para enmascarar el olor (principalmente aromas a cítricos, vainilla, etc.) y adsorbentes o materiales microporosos como el carbón activado o los aluminosilicatos que retienen las sustancias causantes del mal olor. Existe en el mercado una gran variedad de estos aditivos que se adecúan a cada una de las situaciones con mayor o menor efectividad.
Hay que tener en cuenta que no fijar convenientemente los parámetros de cualquier proceso de reciclado pueden suponer aumentar la degradación de los plásticos y por tanto dar lugar a un problema de olor y en general a una pérdida de propiedades del material plástico. Por ello es necesario llegar a un equilibrio en todos ellos.
En resumen, los problemas de olor en materiales reciclados son importantes y pueden causar la limitación de las aplicaciones de los mismos y en general, disminuir el precio de estos materiales. Hay diferentes soluciones para eliminar el olor, aunque puede encarecer el producto. Es necesario analizar la situación en cada caso, para de forma personalizada, aplicar las soluciones que sean más efectivas.
Fuente: AIMPLAST