jueves, 29 de enero de 2015

Empresa crea 10 casas por día en una impresora 3D con material reciclado





La tecnología de impresión 3D es una oportunidad para el desarrollo en distintos ámbitos de la economía. Constructores chinos hicieron posible la creación en Shanghái de una pequeña urbanización con una impresora 3D a una velocidad increíble. 

La compañía china WINSUN Decoration Design Engineering Co. ha creado 10 casas en 24 horas usando materiales reciclados, según "Business Insider"




La vivienda está hecha de ladrillos de plástico que se encajan como piezas de Lego. Las edificaciones fueron impresas por partes y luego ensambladas en el distrito de Qingpú, en Shanghái. Las piezas están fabricadas utilizando materiales de construcción reciclados y residuos industriales. 

La impresora 3D se utilizó para construir casas de 15 metros de largo, 10 de ancho y 6 de alto. Cada vivienda cuesta cerca de 4.800 dólares.







jueves, 22 de enero de 2015

Ojo al puchero: cómo elegir la cazuela perfecta


Nuestras cocinas han cambiado mucho en los últimos años. Las placas vitrocerámicas casi han desbancado al gas y los pucheros de barro han sido sustituidos por un menaje antiadherente, ligero y sencillo de limpiar que nos hace la vida más fácil, aunque como advierten varios organismos internacionales, entre ellos la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria), no siempre exenta de riesgos. 

“Algunos compuestos perfluorados (PFOA y PFOS) que han sido utilizados como antiadherentes podrían alterar el sistema endocrino y el equilibrio hormonal. La ciencia nos dice que no está claro que haya un umbral seguro de exposición a este tipo de contaminantes”, explica Carlos de Prada, responsable de la campaña Hogar sin tóxicos de la Fundación Vivo Sano. Los materiales más recomendables son el vidrio, el barro, la cerámica, el acero y el hierro. Por el contrario, el aluminio (que un estudio de la Universidad británica de Keele ha vinculado con problemas respiratorios y neurológicos) y el teflón con PFOA (que ya prácticamente no se comercializa pero que la American Cancer Society relaciona con ciertos tipos de cáncer) son los menos seguros.“En cualquier caso, no soy amigo de los excesos de alarma, aunque sí de que las personas piensen un poco en qué es lo que están poniendo en contacto con la comida y actúen en consecuencia”, añade De Prada. 




Etiqueta en la cocina 

La EFSA analiza todos los materiales que entran en contacto con los alimentos. Esto incluye no solo sartenes y pucheros, sino también el envasado del producto. “Es muy importante valorar si alguno de los componentes químicos que entran en contacto con un alimento puede migrar y adulterarlo”, explican desde la autoridad europea. Uno de los componentes que más atención ha acaparado es el bisfenol A (BPA), un derivado del petróleo que aparece en plásticos, el interior de latas de conserva y en envases de policarbonato (los marcados con el triángulo de reciclado número 7), y que parece afectar al funcionamiento del sistema endocrino, por lo que en países como EE UU y Canadá se ha prohibido su uso en biberones. Europa está estudiando suprimirlo en todos los envases alimentarios. De Prada insiste en que un etiquetado correcto (algo que ya ha regulado el Parlamento Europeo) es fundamental: “En el caso de las sartenes, los fabricantes deberían poner qué sustancias concretas están empleando. Por ejemplo, me gustaría que en esas etiquetas no solo me dijesen que no llevan PFOA, sino qué otro compuesto lleva en lugar del PFOA. Se suele pensar, sin más, que si algo está a la venta es que alguien lo habrá controlado debidamente y es seguro al 100%. Lo triste es que, a poco que uno indague, sabrá cuántas cosas que han estado a la venta en su momento acabaron prohibidas”, concluye. 

¿Y qué opinan los cocineros? 

“Utilizo lo que me da mejor resultado, que generalmente suele ser material de última generación”, explica el chef con siete estrellas Michelin Martín Berasategui. “Pero también tengo cacharrería tradicional que utilizo para determinadas cosas. Eso sí, siempre me cuido mucho de que los materiales con los que están hechos no entrañen ningún riesgo para la salud”, añade. 

Ya existen cacerolas antiadherentes con revestimiento de polvo de diamante que no contienen aluminio ni el nocivo PFOA. Ahora bien, desde el punto de vista del paladar, ¿sale la comida igual de sabrosa en un puchero de nueva generación? “Depende del alimento”, explica Berasategui. “Por ejemplo, a mí las cocochas al Pil-Pil no me gusta hacerlas en una antiadherente porque bailan demasiado y no ligan como me gusta. Para eso utilizo una cazuela grande, donde me manejo mucho mejor”. 

Siete materiales para siete ollas 




  1. Aluminio. Es barato y ligero, pero al entrar en contacto con alimentos ácidos, desprende sales. Lo más seguro es usar aluminio fundido anodizado, aunque si se raya hay que sustituirlo. 
  2. Acero inoxidable. Uno de los más seguros. Es una aleación que contiene níquel y, a veces, cromo (se llama acero tipo 316). El que contiene titanio (el acero Ti316) es menos poroso y más resistente. No es un buen conductor del calor, así que hay que vigilar que la comida no se pegue. Es mejor utilizarlo para la cocción. 
  3. Hierro. Es seguro, pero pesado, y tarda en calentarse. Lo importante es asegurarse de que no tenga óxido que pudiera contaminar los alimentos (para evitarlo hay que lavar a mano, secar rápidamente y cubrir la superficie con una capa de aceite). Alternativa: el menaje de hierro colado, cuyo esmaltado evita la oxidación. 
  4. Barro. Ideal para la cocina lenta (guisos o legumbres) y uno de los materiales más seguros. Las cazuelas de barro son de arcilla recubierta con un esmalte (que no debería contener ni plomo ni cadmio) para evitar la porosidad. Las ollas no esmaltadas se pueden impermeabilizar en casa empapándolas de aceite y horneándolas. 
  5. Teflón. Nombre comercial del politetrafluoretileno. Es el material antiadherente más extendido. Es inalterable a menos de 260º C, pero el ácido que se usa para fijarlo a las sartenes, el PFOA, sí podría migrar a los alimentos. Hay estudios que lo relacionan con varios trastornos
  6. Silicona. Barato y versátil, no reacciona al entrar en contacto con los alimentos, a excepción de los ácidos. Como su uso es reciente, no hay muchos estudios sobre su seguridad. Se recomienda optar por la silicona platino y asegurarse de que los tintes utilizados para colorearla no contengan componentes tóxicos. 
  7. Vidrio. Los científicos lo consideran uno de los más seguros ya que no reacciona en contacto con los alimentos. El más utilizado es el borosilicato (se mezcla con boro, sílice, sodio y calcio) y, recientemente, el vitrocerámico (vidrio y cristales cerámicos), que además es más resistente a los cambios bruscos de temperatura.



Autora del Artículo: Eva Hobbs
Publicado: Salud El País

Poliestireno: prohibido en Nueva York, permitido en España





Ya lo quiso hacer, pero sin éxito Michael Bloomberg, el anterior alcalde republicano de Nueva York. Ahora, su antagonista demócrata Bill De Blasio ha continuado y completado la idea: prohibir todos aquellos envases basados en el poliestireno. O lo que es lo mismo, las bandejas usadas en comida rápida, pero también en numerosos productos de supermercado, vasos, platos o las perlas empleadas en el relleno que protege los embalajes. Tras un estudio llevado a cabo por el Departamento de Saneamiento de la ciudad americana, se deduce que el poliestireno es un tóxico ambiental declarado como virtualmente imposible de reciclar. Y esto, también en España, no deja de ser particularmente polémico. 

El poliestireno es un plástico (y, como tal, derivado del petróleo) que solemos ver fundamentalmente de dos maneras: expandido o extruido. En ambos casos, se trata de una espuma con una gran cantidad de aire en su interior y con características nada despreciables: constituye un material ligero pero resistente, es un buen aislante térmico y resulta difícilmente colonizable por microorganismos. El primero tiene un aspecto característico en forma de perlas o bolitas (es el conocido como poliespán), y se usa en numerosos paquetes de embalaje. El segundo es más denso, y es el que encontramos, por ejemplo, en las bandejas de los supermercados. 

Pero ambos tienen un inconveniente en común: en caso de no reciclarse o eliminarse, constituyen un peligro para el medioambiente. Especialmente, para aquellos animales (sobre todo marinos) que los ingieren al confundirlos con comida. Este es el motivo principal de su prohibición en Nueva York (y, anteriormente, en más de 100 poblaciones de Estados Unidos) y de que se haya propuesto en otras ciudades como París. Para Miquel Porta, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad Autónoma de Barcelona, no deja de ser algo curioso y en cierto modo alarmante: “A pesar de la importancia que supone, es llamativo que las decisiones suelan tomarse antes por motivos medioambientales que por razones de salud”. En contacto con alimentos, los plásticos como el poliestireno pueden migrar algunos de sus componentes hacia la comida. En este caso en particular, el estireno se ha relacionado con posibles efectos carcinogénicos y con alteraciones endocrinas. Aunque estos estudios se han realizado in vitro y en condiciones de laboratorio, y a pesar de que la Agencia Estadounidense de Alimentación y Medicamentos (FDA) considera que la media de estireno en la comida es 10.000 veces inferior a lo que se consideraría peligroso, Porta afirma que hay indicios para estar preocupado: “Estos datos son estimaciones, y deberían hacerse estudios a largo plazo, ahora mismo inexistentes”. 

Pero estos motivos no se incluyen en el comunicado del ayuntamiento de Nueva York dentro de las razones que han llevado a su prohibición. Los principales detonantes han sido las 30.000 toneladas de residuos de poliestireno acumuladas al año, los efectos medioambientales provocados y su conclusión de que resultan virtualmente imposibles de reciclar. Según la Asociación Nacional de Poliestireno Expandido (ANAPE), esto no sucede en España. Como afirma Raquel López, gerente de la misma, “la imposibilidad de reciclaje no es en ningún caso técnica, sino que económicamente no les resulta rentable. No tuvieron en cuenta este tipo de residuos cuando diseñaron el sistema de gestión y ahora les sale caro hacerlo. Al contrario de lo que sucede en nuestro país, ellos no tienen un sistema de separación en origen, como el contenedor amarillo [para envases], que es lo que optimiza los gastos”, añade. Daniel López, responsable del área de residuos de Ecologistas en Acción, no está de acuerdo: “Además de los problemas ambientales derivados de su proceso de fabricación, es muy difícil conseguir datos reales de reciclado de plásticos y de residuos de envases en general. Incluso ANAPE no da cifras, sino que se limita a justificar la posibilidad de un reciclado teórico”, asegura. Como en un trasunto de “muerte por éxito”, para Daniel López su principal propiedad, el hecho de que sea tan ligero y resistente, es lo que lo hace tan difícil de destruir. “El reciclado material es factible solo en teoría, como justifica el ayuntamiento de Nueva York”, asevera. 

En la ciudad de los rascacielos, con una cultura ampliamente establecida de comida rápida y cafés callejeros, el poliestireno extruido supone el 90% de todo este tipo de residuos. Este hecho añade dificultades al posible reciclaje: eliminar los restos de alimentos supone sumar costes y, además, imposibilita que pueda volver a emplearse con el mismo propósito. Por otro lado, según ANAPE, este reciclado forma parte del flujo de residuos de tipo doméstico, “cuyo aprovechamiento es menor que en el caso comercial e industrial”. La asociación admite que, en cuanto al poliestireno extruido, el producto que más residuos genera es la bandeja usada en los supermercados para envasar carne, pescado o fruta. "Pero en España su uso no es ni mucho menos tan masivo como en Estados Unidos. En el caso de vasos o bandejas de comida preparada, aquí son de cartón u otro tipo de plástico”, prosiguen. 

Si para ANAPE prohibir un material no es la solución a la mala gestión de los residuos, "ya que incluye la destrucción de tejido industrial y puestos de trabajo”; para Ecologistas en Acción, "su veto debe ser apoyado y extendido, no solo porque no sea posible su reciclado, sino porque las soluciones de usar y tirar están ganando a la recuperación de envases”. 

¿Alternativas baratas? 

El comunicado del ayuntamiento neoyorquino es tajante. Aunque está abierto a la negociación con asociaciones sin ánimo de lucro y pequeños negocios, a partir de 2016 el uso de espumas de poliestireno será multado. Y a partir de mayo de 2015, las 830.000 bandejas de poliestireno usadas cada día en comedores escolares se sustituirán por material de compostaje, una de las principales alternativas. De hecho, las espumas con material compostable son una de las soluciones que según ANAPE tendrían propiedades similares al poliestireno en cuanto a resistencia y aislamiento, pero “harían que el precio de la materia prima se multiplicara por cuatro”. Preguntado por otras alternativas, Daniel López asegura que estas pasan por su prohibición y su sustitución por nada ("frutas y alimentos en bandejas de poliestireno son prescindibles"), plásticos biodegradables como mal menor y, sobre todo, reducción y reutilización de todo el sistema de envasado. Más optimista se muestra incluso a este respecto Miquel Porta, para quien hay numerosos ejemplos de que “las alternativas aparecen y se abaratan cuando el producto dominante baja su cuota de mercado”.


Artículo escrito por: Jesús Méndez

"Los Plásticos en Nuestra Sociedad"





Ver el libro en Google Books





"Técnicas de Envasado y Empaque"





Ver el libro en Google Books





"Un Material Milagroso"





Ver el libro en Google Books





miércoles, 14 de enero de 2015

Polialuminio









Es un nuevo material plástico, derivado de los envases de bebida Tetrapak compuestos de un 75% de papel, un 20% de polietileno y entre un 4% a un 8% de Aluminio. 

Es el resultado de la necesidad de reducir los costos derivados de la eliminación de los residuos de polietileno y aluminio. 

Este proceso supone la solución de un problema y la aparición de una nueva materia la que antes considerada un material de desecho ahora se convierte en una materia prima alternativa para las empresas que utilizan materiales plásticos. 

Objetos cotidianos en la oficina, la escuela y la casa, se obtendrán a partir de los desechos de hoy que serán los recursos del mañana. 

POLIALUMINIO es un producto que hará a tu empresa más sustentable, disminuyendo tus costos de producción con un material nuevo e innovador. 

Inicialmente se separa la celulosa de los residuos de polietileno y aluminio a través de un proceso de altamente tecnificado, el polietileno y el aluminio se convierten en pellets dando lugar a este nuevo material plástico, compuesto en su mayoría de polietileno de baja densidad LLDPE (85%) y de un pequeño porcentaje de aluminio (4% a 8%). 

Tiene un excelente comportamiento con polietileno, polipropileno, así como en procesos de inyección y extrusión. 
  • Nuevo material reciclado 100% sustentable con una identificación precisa de origen cartones para bebidas Tetrapak, tipo muy común de los envases conocido por todos. 
  • Flexibilidad de aplicación en diversos campos que permite crear varios objetos y productos de uso cotidiano. 
  • Optimización y ahorros de costos de materias primas 
  • Sustituye el uso del plástico tradicional 
  • Puede proveer características de reforzamiento a materiales recuperados cuyo objetivo sea incrementar la resistencia en propiedades mecánicas 
  • Proviene de un proceso de reciclaje donde se identifican perfectamente los materiales de desecho que conforman POLIMAX o POLIALUMINIO 
  • Aspecto estético muy particular, atractivo y reluciente en el producto final 
  • El color del material es gris, apto para aplicaciones en color negro, tonos oscuros, o mantener la apariencia material por si sola en a característica de su color principal.




jueves, 8 de enero de 2015

Modelo oceánico que simulará la cantidad y distribución de los desechos de plástico


Un nuevo estudio sobre los océanos del mundo ha llegado a una conclusión sorprendente: por culpa de la actividad humana, en la actualidad hay más de 5.000 millones de piezas de plástico, con un peso de más de 250 mil toneladas, flotando en las aguas de todo el mundo. Con una población mundial de alrededor de 7.200 millones de personas, eso equivale a cerca de 700 piezas de plástico por persona. El estudio, publicado en la revista "Plos One" y realizado por Marcus Eriksen del Instituto Five Gyres de Los Ángeles y un grupo de colegas, se basa en datos de 24 expediciones oceánicas independientes, realizadas entre 2007 y 2013, para probar la contaminación por plástico. 

El plástico fue observado ya sea desde barcos, o sacado del océano por redes, en 1.571 localizaciones diferentes. Los datos se utilizaron para realizar un modelo oceánico que simulará la cantidad y distribución de los desechos de plástico.El resultado no sólo produjo una estimación de más de 5 billones de piezas de plástico en los océanos del mundo, sino que también arrojó luz sobre cómo los residuos plásticos se transforman en el océano, fragmentándose en pedazos más pequeños y cómo acaban circulando por todo el mundo. Los fragmentos, de entre 1 milímetro y 4,75 milímetros de tamaño, son, de lejos, los más frecuentes. Sin embargo, en lo referente al peso, las piezas grandes de plástico mayores de 200 milímetros de tamaño… resultaron las más significativas. 

"Lo que estamos presenciando en el océano global es la creciente amenaza de micro-plásticos cargados de toxinas circulando a través de todo el ecosistema marino", comentó el autor principal del estudio. Un hecho realmente preocupante es que a pesar de que hay muchas menos personas viviendo en el Hemisferio Sur, la investigación mostró que sus océanos tienen aproximadamente la misma cantidad de plástico que el hemisferio norte, lo que sugiere que los vientos y las corrientes oceánicas pueden transportar la basura por todo el mundo. 

Los autores sospechan que su estimación es "muy conservadora" y que incluso podría haber mucho más plástico que el inicialmente estimado en su estudio. Según los científicos, hay una, "cantidad potencialmente masiva de plástico presente en las costas, en el lecho marino, suspendido en el agua por debajo de la superfície y en el interior de los organismos marinos". 

En particular, los autores citan cifras del grupo comercial Plastics Europe, que sugiere que 288 millones de toneladas de plástico son producidos anualmente. En comparación con estos datos, las 250.000 toneladas estimadas en el estudio solo representan el 0,1% de la producción mundial anual, hecho que confirmaría que la cantidad real de plástico flotando en los océanos es muy superior. Lo más irónico del asunto es que, dado el hecho de que los organismos marinos acaban ingiriendo parte de ese plástico, los propios seres humanos podemos acabar ingiriendo el propio plástico o residuos químicos derivados, a través del pescado que consumimos. 


Vía: VidaSana 

DESCONTAPOL permite eliminar sustancias críticas en los plásticos reciclados


El Instituto Tecnológico del Plástico (AIMPLAS) acaba de completar un proyecto que ha permitido el desarrollo de nuevos procesos de reciclado y la mejora de los existentes, para aumentar el porcentaje de plástico post consumo aprovechable y para incrementar el número de aplicaciones de los materiales reciclados. Gracias a ello, no solo se estará reduciendo el impacto ambiental de la industria del plástico, sino que también se reducirán los costes de producción de las empresas que sustituyan el plástico virgen por plástico reciclado de mayor calidad que los obtenidos hasta ahora. 

DESCONTAPOL es un proyecto que comenzó en 2013 y que acaba de concluir. Cofinanciado a través del IVACE por los Fondos FEDER, dentro del Programa Operativo FEDER de la Comunitat Valenciana 2007-2013, su objetivo principal es eliminar drásticamente sustancias críticas contenidas en los plásticos reciclados que hasta ahora limitaban su aplicación. Es el caso de los olores, o de elementos que afectan a sus propiedades físicas como la resistencia. Además, permite eliminar otras sustancias que hasta ahora no desaparecían durante el proceso de reciclado y que estaban limitadas por la legislación en el caso de plásticos en contacto con alimentos. 

Durante esta segunda anualidad del proyecto, los investigadores de AIMPLAS han procedido a la optimización de las líneas de reciclado y de transformación, en dos puntos considerados los más críticos: lavadero y extrusión. Se trata de procesos críticos ya que no fijar convenientemente los parámetros de cualquiera de ellos pueden suponer aumentar la degradación de los plásticos y por tanto dar lugar a un problema de olor y en general una pérdida de propiedades del material. 

Nuevas aplicaciones para el plástico reciclado 

Las investigaciones llevadas a cabo en AIMPLAS permitirán obtener materiales y productos de un mayor valor añadido tanto técnica como medioambientalmente. De esta forma se conseguirá ampliar los mercados a los que se dirige actualmente la producción de plásticos reciclados a industrias como la del envase, la automoción, la agricultura o el sector eléctrico- electrónico. Pero también se reducirá el porcentaje de plástico que acaba en el vertedero y no se valoriza, y se reducirá el coste de producción de aquellos bienes que se fabriquen con plástico reciclado en lugar de con materia virgen. 

La industria valenciana del reciclado mejorará sus cuentas 

La Comunidad Valenciana es una región de gran importancia para el sector del plástico reciclado. Concretamente, aglutina a un 20% de esta industria a nivel nacional, y en el caso de las empresas transformadoras esto supone un total de 14.400 empleos. Las empresas recicladoras, que actualmente trabajan a un 67% de su capacidad, serán unas de las grandes beneficiadas por la implantación industrial del proyecto DESCONTAPOL, ya que un mayor aprovechamiento del plástico post consumo supondrá para ellas elevar hasta alcanzar cifras del 70% el aprovechamiento de su capacidad de producción y un aumento de sus ingresos cercano a los dos millones de euros anuales. 

Además, al tratarse de un producto de mayor calidad y con más aplicaciones, el precio por kilo también aumentará, lo que supondrá un beneficio de aproximadamente un millón de euros anuales. Por otra parte, en las empresas transformadoras, la sustitución de material virgen por reciclado supone un ahorro en materias primas de entre el 20% y el 40%, lo que en el caso de la producción valenciana se ha estimado que supone un ahorro de costes de aproximadamente tres millones de euros al año. Esto supone mejorar las cuentas de la industria valenciana del plástico reciclado en seis millones de euros anuales. 


Vía: ECOticias 
Foto de AIMPLAS

viernes, 2 de enero de 2015

La fibra de carbono se abre paso en automoción


El mercado del plástico, en general, y el de los composites, en particular, es un mercado en alza, con buenas perspectivas de crecimiento en el futuro más inmediato, y mucho más importante en el largo plazo. Las posibilidades que los composites aportan en el terreno de la personalización y el diseño hacen que este tipo de materiales se hayan introducido en todos los ámbitos de la vida moderna. 

Estimación de las tasas de crecimiento de los composites reforzados (Composites Market Report, 2012).

La preocupación por el aligeramiento de los vehículos, el impacto que el peso de los mismos tiene sobre el consumo de carburantes y fuentes de energía de todo tipo, así como la necesidad de distinguir cualquier producto con un aspecto cuidado y elegante, hace de los productos de composites una alternativa eficiente para el sector del transporte.

El uso de los automóviles supone un 12% del total de las emisiones de CO2 (principal gas de efecto invernadero) en Europa. Entre los principales objetivos del sector automovilístico para reducir el impacto de la automoción en el medioambiente destaca: 
  • Cumplimiento regulación europea: fabricación de nuevos coches cuya emisión máxima sea de 130 g CO2/km en el año 2015 y 95 g CO2/km en el 2020. 
  • Relación con el consumo de fuel: el objetivo para el año 2015 es llegar a 5.6 litros/100 km de gasolina o 4.9 litros/100 km de diésel 

Debido a todo esto y a la necesidad de alcanzar elevados volúmenes de producción y de esta forma satisfacer las necesidades del sector, existen una serie de aspectos que se consideran clave para la innovación en el sector de la automoción: 
  • Reducción de peso 
  • Reducción del coste de materia prima 
  • Tiempos de ciclo cortos 
  • Eficiencia del combustible 
  • Reducción de emisiones 
  • Cumplimiento de la normativa europea 

El aligeramiento de los vehículos contribuye al cumplimiento de estos objetivos, ya que la disminución del peso de los vehículos permite reducir tanto el consumo de combustible como las emisiones de gases de efecto invernadero. Según diversos estudios, como The Material and Energy Impacts of Passenger Vehicle Weight Reduction, una reducción del 10% en el peso del vehículo se traduce en una mejora en el consumo del 7%. El peso del vehículo puede reducirse mediante cambios en el diseño, uso de nuevos materiales y mediante técnicas de montaje. Todo esto da una idea del potencial de los composites en el sector de la automoción, pues se trata de materiales más ligeros que los actualmente utilizados (metales), con buenas propiedades mecánicas y que permiten el uso de nuevos diseños. 

Actualmente el uso de los composites reforzados con fibra de carbono en el sector de la automoción es relativamente bajo, pero se espera que las tasas de crecimiento sean mucho mayores que en otros sectores. Según diversos estudios de mercado, se estima que el mercado de los composites reforzados con fibra experimentará un sólido crecimiento hasta el año 2020. 

Este crecimiento está siendo liderado por la industria automovilística que continua centrando sus esfuerzos en la construcción de vehículos más ligeros, un uso eficiente del combustible y mejores emisiones. Algunos ejemplos relevantes de aplicación de los composites en el sector de la automoción están llegando ya al mercado: 

BMW i3: Está basado en un nuevo concepto de construcción orientado a vehículos eléctricos. El compartimento de los pasajeros está fabricado en CFRP (Plásticos reforzados con fibra de carbono). Los composites de fibra de carbono son entre 75-80% más ligeros que el acero y alrededor de un 30-40 % más que el aluminio, lo que permite a BMWi establecer nuevos estándares en la construcción ligera al mismo tiempo que compensar por completo el peso adicional resultante de la batería de iones de litio de alto voltaje. Al mismo tiempo, el carbono es un material de alto módulo elástico que se puede utilizar de una manera versátil para fines constructivos y que a su vez aumenta la seguridad de todos los ocupantes del vehículo. 

Foto: BMW.


Chevrolet Corvette Stingray 2014: fabricación del capó utilizando fibra de carbono y desarrollo de mejoras en los procesos de producción secundarios, lo que supone una reducción del 5% en peso y del 7% en costes directos. 

Capó de fibra de carbono. Foto: SPE Automotive y Sports Car World.


Teijin 4 plazas Concept Car: Estructura de CFRP fabricada en preimpregnados termoplásticos (PP, PA) adaptada a altos volúmenes de producción mediante la tecnología de prensado, que representa un significativo ahorro en el peso del vehículo gracias al uso de CFRP. 



Estructura de CFRP de preimpregnados termoplásticos (PP, PA). Fuente: Teijin Group.



Actualmente, el uso de CFRP se reduce a un número limitado de coches, pero el mercado se está abriendo a su introducción en vehículos de producción en serie, lo cual tendrá un impacto significativo sobre el CO2 liberado y el consumo de energía en una escala global. Las aplicaciones industriales de los plásticos y los composites que se están desarrollando en la industria de hoy y del futuro en el sector de la automoción permiten destacar las mejoras implantadas en el rendimiento de los nuevos vehículos y acelerar su aceptación en el mercado, lo que supone una clara oportunidad para el sector de composites. 

Pero también hay grandes retos a superar para conseguir una plena introducción de los composites en el sector de la automoción: 
  • Necesidad clara de optimización/automatización de procesos para reducir costes de proceso y aumentar capacidad de producción 
  • Reducción de los costes de la materia prima como la fibra de carbono 
  • Mayor conocimiento de los composites, su comportamiento y criterios de diseño en composites 
  • Reciclabilidad 
  • Necesidad de desarrollar e involucrar a toda la cadena de valor (materias primas, transformadores, empresas de bienes de equipo, ingenierías especializadas en automatización, moldistas, Tier1-3, OEMs, …) 

Se preveé que sobre el año 2030, la industria del automóvil y la sociedad reconocerán a los plásticos y a los materiales compuestos poliméricos como soluciones de materiales preferidos que cumplen con los requisitos establecidos por el sector de la automoción y medioambientales. Experiencia de Aimplas Aimplas, Instituto Tecnológico del Plástico, ha colaborado con empresas del sector de la automoción y transporte para incrementar las propiedades de los materiales plásticos de los vehículos y los procesos de transformación. Además, Aimplas ha participado en diversos proyectos en los que ha apostado por aspectos medioambientales, basándose en la reducción de peso de los vehículos, en la apuesta por los biomateriales y en desarrollar tecnologías para desarrollar y mejorar los materiales poliméricos(materiales de fuentes renovables, nanocomposites y funcionalización de nanopartículas, materiales resistentes al fuego y supresores de humo, mejora de propiedades de materiales tradicionales), mejora de procesos de transformación(dispersión y reología de mezclas, procesado de materiales termoplásticos y fibras continuas, sistemas de curado avanzados en composites) y desarrollo de nuevos productos (estructuras multifuncionales y productos basados en materiales reciclados y en biocomposites). 


Autor: Roig Asensi, Departamento de Composites de Aimplas (Instituto Tecnológico del Plástico) 
Publicado en: Interempresas